In a country where concepts like uniformity and social cohesion are praised from kindergarten to retirement, and where those who seek out their own paths are considered quirky at best and troublesome renegades at worst, it is difficult for young professionals in Japan to stand out and make a name for themselves. For men especially, who more often than not must don the same black suit, white shirt and neutral-colored necktie combo as their millions of peers, it’s easy to become just another face in the commuter crowd.But a new generation of young businessmen has recently started bucking social trends in order to do precisely what they were always discouraged from: stand out and get noticed.
En un país donde conceptos como la uniformidad y la cohesión social son elogiados desde el preescolar hasta la jubilación, y donde aquellos que buscan sus propios caminos se consideran peculiares en el mejor de los casos y renegados en el peor, es difícil para los jóvenes profesionales en Japón sobresalir y hacerse un nombre por sí mismos. Para los hombres, sobre todo aquellos que más a menudo deben usar el mismo conjunto de traje negro, camisa blanca y corbata color neutro como sus millones de pares, es fácil convertirse en sólo un rostro entre la multitud. Pero una nueva generación de jóvenes empresarios ha comenzado recientemente a enfrentarse a las tendencias sociales con el fin de hacer precisamente lo que siempre fueron disuadidos de hacer: sobresalir y hacerse notar.
Tokyo recently lost to Singapore in the rankings for the world’s most expensive city, but costs of living in Japan are still among the world’s highest, prompting more citizens to tighten their belts following the recent tax hike.Now that consumption tax has jumped by 3 percentage points, many Japanese households are starting to trim down their shopping lists, starting off with products they consider too pricey, from luxury goods to movie tickets and even pizza.The Japanese news site Ameba took a recent public opinion poll of 570 working Japanese regarding their perception of the general fairness of prices.
Tokio perdió recientemente a Singapur en el ranking de ciudades más caras del mundo, pero los costos de vida en Japón se encuentran todavía entre los más altos del mundo, provocando que más ciudadanos se apreten el cinturón tras la reciente alza del impuesto. Ahora que el impuesto al consumo ha aumentado en 3 puntos porcentuales, muchos hogares japoneses están empezando a recortar sus listas de compras, comenzando con productos que consideran demasiado caros, desde bienes de lujo hasta entradas de cine e incluso pizza. La página de noticias japonesa Ameba realizó una reciente encuesta de opinión pública a 570 trabajadores japoneses con respecto a su percepción acerca de la justicia general de los precios.