Screenwriter Robert Bolt circles the mystery of Lawrence without ever diving into his center, and David Lean uses the young and beautiful O'Toole as a living sculptural object, fetishizing his blue eyes, blond hair and pale skin (bronzed by the sun as the tale goes on). Such a controlled and exact film might have been a success anyway with a different actor in the lead, as long as he was attractive enough to be a focal point for the spectacle (Marlon Brando and Albert Finney were considered).
El guionista Robert Bolt circunda el misterio de Lawrence sin siquiera sumergirse en su centro, y David Lean usa al joven y hermoso O'Toole como un vivo objeto escultural, fantaseando sobre sus ojos azules, cabello rubio y pálida piel (bronceada por el sol a medida que avanza la historia). Tal controlado y exacto film pudo haber sido un éxito en cualquier modo con un actor líder diferente, siempre que fuere suficientemente atractivo para ser el punto focal del espectáculo (Marlon Brando y Albert Finney fueron considerados).
But O'Toole humanized the hero in ways that seem miraculous when you consider the caginess of the story that surrounds him; he does it, I think, by making Lawrence's conflicted and volatile emotions transparent even when the film keeps his motives mysterious. You never think, "This movie is a mess" or "This character makes no sense" because O'Toole makes sure you see the character as a paradoxically ordinary extraordinary man, cocksure and idealistic and naive, inclined to get drunk on his own power and success, but always thinking, always questing, always figuring things out.
Pero O'Toole humanizó al héroe en ciertas maneras que parecían milagrosas cuando se considera lo cautiva que es la historia que lo rodea; él lo hace, yo creo, haciendo diáfanas las emociones conflictivas y volátiles de Lawrence aún cuando el film mantiene sus motivos misteriosos. Nunca se piensa, "Esta película es un desastre" o "Este personaje no hace sentido" porque O'Toole se asegura de que veas a un personaje paradójicamente ordinario pero extraordinario a la vez, presumido, idealista e ingenuo, inclinado a emborracharse en su propio poder y éxito, pero siempre pensando, siempre cuestionándose, siempre tratando de comprender las cosas.