Now that sales of her work are slowing, the cash-strapped writer is encouraged by her agent to seriously consider Disney's offer, and the mogul is eager to finally seal the deal as he beckons the London-based writer to his Burbank, Calif., domain. But Travers wants the agreement on her own persnickety terms. The back-and-forth wooing that ensues amid splendidly retro '60s décor and fashions will prove irresistible for anyone who grew up under the influence of Uncle Walt's cultural sway—except, perhaps, those for whom the very idea of Disney present celebrating Disney past sounds like an infomercial from hell.
Ahora que las ventas de su trabajo están bajando, la adinerada escritora es animada por su agente a considerar seriamente la oferta de Disney, el magnate está ansioso por finalmente sellar el trato, mientras atrae a la escritora londinense a su dominio de Burbank, California. Pero Travers quiere el acuerdo a sus propios y quisquillosos términos. El cortejo bilateral que tiene lugar entre moda y decoración espléndidamente retro 60's probará ser irresistible para cualquiera que creciera bajo la influencia de la vertiente cultural del Tío Walt--excepto, tal vez, aquellos para quienes la mera idea de Disney actual celebrando a Disney pasado suene como un infomerciál venido del mismo infierno.
The plush critters get off easy compared to how Travers treats the talent in charge of translating her beloved authority figure into an adored movie character. Imagine Maggie Smith's imperious Dowager Countess on "Downton Abbey" crossed with Godzilla. Stomping onto the studio lot, Travers insists on changes that range from innocuous (switching the name of the mother of Mary Poppins' wee charges from Cynthia to Winifred) to insulting (she rails against the use of any "silly cartoons," a phrase that visibly pains Disney) to the impossibly outlandish ("No color red in the film—at all!").
Las afelpadas criaturas se libran fácilmente comparadas a como Travers trata al talento a cargo de convertir su amada figura de autoridad en un adorado personaje de cine. Imagine a la imperiosa Condesa Dowager de Maggie Smith en "Downton Abbey" cruzada con Godzilla. Acometiendo dentro de los estudios, Travers insiste e cambios que van de inócuos (cambiar el nombre de la madre de los pequeños a cargo de Mary Poppins de Cynthia a Winifred) a insultantes (se opone al uso de cualquier "tonta caricatura", una frase que hiere visiblemente a Disney) y a lo verdaderamente inverosímil ("Nada de color rojo en la película-- ¡absolutamente nada!")