We first see her as the frumpy but sweetly naïve Laurel, who never left her family's rural California home. She stuck around after her mother's death to look after her melancholy father (John Carroll Lynch), even creepily going so far as to wear her mom's old-fashioned dresses. Kazan also plays Laurel's twin sister, Audrey, the stylish and sophisticated "pretty one" of the film's title. Audrey took off long ago, lives in the city and works at a boutique real estate agency.
But eventually a twist of fate occurs, and Kazan also ends up playing Laurel pretending to be Audrey, in a sort of heightened version of the vapid party girl's personality.
Primero, la vemos como la desaliñada pero dulce e ingenua Laurel, que nunca ha salió de su casa en el área rural de California. Se quedó en casa después de la muerte de su madre para cuidar de su melancólicopadre (John Carroll Lynch), incluso llegó tan lejos como para usar los viejos vestidos, pasados de moda, de su madre. Kazan también interpreta a la hermana gemela de Laurel, Audrey, la sofisticada y estiraba, la adorable en está película. Audrey se fue hace mucho tiempo, vive en la ciudad y trabaja en una inmobiliaria . Pero finalmente un giro del destino se produce, y Kazan también termina interpretando a Laurel pretendiendo ser Audrey, en una especie de versión mayor.
And ultimately, she plays the best version of Laurel as herself; she's blossomed, she's radiant, but she's maintained her core sense of decency.
It's a lot to ask of one actress and it's a tricky feat to pull off; Kazan, with her bitty voice and big eyes, manages both the girlishness and the confidence of the Laurel/Audrey conundrum charmingly.
Writer-director Jenee LaMarque also tries to pull off a tricky feat by melding several different tones in this part romantic comedy/part coming-of-age drama. While she doesn't always hit the mark exactly, she at least shows great ambition, and she draws some lovely moments from her actors.
Y, finalmente, representa la mejor versión de Laurel como ella misma; ha florencido, está radiante, pero ha mantenido el núcleo de su sentido de decencia.
Es bastante para pedirle a una actriz, y también un logro difícil de lograr; Kazan, con su pequeña voz y grandes ojos, consigue tanto la femineidad y la confianza del lío Laurel/Audrey con gran encanto.
La escritora y directora Jenee LaMarque también intenta lograr un desafío complicado combinando varios tonos distintos en esta película que es parte comedia romántica, parte drama sobre el paso a la adultez. Mientras no siempre obtiene el resultado exacto, al menos muestra gran ambición, y traza algunos hermosos momentos para sus actores.