As is often the case in Scorsese's movies, "Wolf" gives alpha male posturing the attraction-repulsion treatment, serving up the drugging and whoring and getting-over as both spectacle and cautionary tale. In his most exuberant performance since "Titanic," DiCaprio plays Belfort as a pipsqueak Mussolini of the trading floor, a swaggering jock who pumps his guys up by calling them "killers" and "warriors." Belfort attracts hungry and self-destructive women, partly via brashness and baby-faced good looks, but mostly by flashing green:
Como suele ser el caso en las películas de Scorsese, "Lobo" le da al macho alfa asumir la postura de el tratamiento de la atracción-repulsión, sirviendo la drogadiccion y la prostitucion y conseguir-el cargo de tanto espectáculo y cuento con moraleja. En su actuación más exuberante desde "Titanic", DiCaprio interpreta a Belfort como un cero a la izquierda Mussolini del piso de remates, un atleta arrogante que bombardea a sus muchachos hasta llamándolos "asesinos" y "guerreros". Belfort atrae a las mujeres hambrientas y auto destructivas, en parte a través del descaro y cara de niño bonito, pero sobre todo por el verde intermitente:
he's a nearly worthless person made important by the size of his wallet. The film lacks the mild distancing that Scorsese brought to "GoodFellas" and "Casino"—the former contrasting Henry Hill's matter-of-fact narration with occasionally shocked reactions to bloodshed, the latter adopting a Stanley Kubrick-like chilly detachment, as if everyone involved were narrating from a cloud in Heaven or a pit in Hell; "Wolf," though, is in the thick of things at all times, to suffocating effect. Scorsese and his editor Schoonmaker challenge the audience to come to their own conclusions about the behavior they're seeing onscreen, depriving the viewer of the usual moral anchors.
él es una persona casi sin valor hecho importante por el tamaño de su billetera. La película carece del distanciamiento leve que Scorsese trajo a "Uno de los nuestros" y "Casino", el antiguo contraste narración de Henry Hill materia-de-hecho con las reacciones ocasionalmente sorprendentes de derramamiento de sangre, la adopción por éste de un destacamento frío al estilo de Stanley Kubrick, como si todo el mundo involucrado fuera narrando desde una nube en el cielo o desde un pozo en el infierno; "Lobo", sin embargo, está en el meollo de las cosas, en todo momento, a efecto sofocante. Scorsese y su editor Schoonmaker desafían a la audiencia para llegar a sus propias conclusiones sobre el comportamiento que están viendo en pantalla, lo que priva al espectador de los anclajes morales habituales.